Alba Noguera Carol: la nena que estimava els goril•les
- A ver… “La vaina de mielina de las neuronas hace que éstas transmitan el
impulso nervioso más rápidamente…” ¿Y esa vaina cómo es? Mmm, aquí hay una
foto. Pues yo no veo nada… Buscaré un dibujo… ¡Aaah, es esto! Vale, vale, con
el dibujo se ve mucho mejor. Buf, con la foto hay que tener una imaginación
para verla…
Durante la carrera de Biología, Alba Noguera veía claramente que, en
asignaturas como histología, fisiología o botánica, la ilustración es una
herramienta indispensable para completar la teoría. Aunque se pueden usar
fotografías como soporte, las ilustraciones siempre destacarán más esos
detalles que suelen pasar desapercibidos.
Ya desde niña, Alba dibujaba todo tipo de animales, aunque los primates
eran sus predilectos. No es que supiese qué era la ilustración científica, pero
sí intuía, a medida que crecía, que era capaz de transmitir ciertas ideas o
conocimientos con cada dibujo que realizaba. Incluso ella misma aprendía cosas
nuevas, y eso le encantaba.
Con el tiempo, Alba iba experimentando con nuevas técnicas como el pastel, la
acuarela, los lápices de colores, el óleo o el grattage, a la vez que iba
perfilando su metodología. Todo de forma autodidacta. Sus dibujos adquirían más
y más valor:
- Antes de empezar una ilustración tengo que visualizar qué técnica usaré.
Si quiero dar sensación de realismo, utilizaré el pastel. ¿O quiero algo más
detallado? Mmm, entonces mejor acuarela. Quiero que mi ilustración parezca
realista, pero sin que pierda la esencia de un dibujo. Vale, ya lo tengo claro.
Vamos a documentarnos, que ya he preparado los libros y las fotos que necesito.
Empiezo los primeros trazos…
En ocasiones como esta, su madre abre la puerta de la habitación de Alba.
Ya sabe que lleva horas ahí metida, con la nariz entre las láminas y los dedos
manchados con más pigmentos de los que existen.
- ¿Qué tal, Alba? ¿Ya estás dibujando?
- Sí, pero aún no termino. Es que mira, ¿ves? El ojo de este pájaro no
acaba de gustarme. Tengo que hacerlo de otra forma.
- Tú siempre tan perfeccionista.
Alba ya es una joven de
31 años, bióloga, profesora y madre de un remolino de dos años y medio y una
pequeña de 11 meses. Hasta hace poco, sus ilustraciones no habían salido de la
carpeta que enseñaba a sus familiares y amigos, pero en el 2014 pudo realizar
su primer proyecto profesional relacionado con la ilustración científica: nada
menos que un mural de 70 metros cuadrados donde se reunía toda la fauna, flora,
recorrido y estructura de la vida de un río, tanto dentro como fuera del agua.
Posteriormente, también publicó su primer álbum ilustrado para niños: “La nena que estimava els goril·les” ‒ ¿recordáis qué animales dibujaba más de
pequeña? ‒. En él se narra una tierna historia de amistad entre una niña y un gorila,
a la vez que conocemos a esta especie en peligro de extinción. Parte de los
beneficios fueron destinados a dos proyectos: “Ajuda’ls a Créixer”, de la Fundación Pere Tarrés, enfocado a niños en riesgo de exclusión social, y a la
iniciativa de la Fundación Mona por la rehabilitación de primates maltratados.
El 15 de noviembre de 2016, Alba inauguraba su exposición de ilustración
naturalista en la Biblioteca Sagrada Familia de Barcelona, en el marco del
ciclo “Yo Ilustro la Ciencia”. Esto le ha permitido dar a conocer parte de su
trabajo, lo que siempre da pie a que a alguien le guste y así se abran algunas
puertas. Sin embargo, Alba destaca que la clave es pasar horas con el pincel o
el lápiz en la mano, aprender, documentarse, ser consciente y perseverante,
aunque suene tópico.
- Illustraciencia hace una labor extraordinaria divulgando ciencia a través
de la ilustración y múltiples actividades, como el ciclo “Yo Ilustro la
Ciencia”.
- ¿Cómo crees que puede beneficiar la ilustración científica a la sociedad,
Alba?
- La ilustración científica, a diferencia de otros tipos de ilustración,
tiene como finalidad informar. En la mayoría de manuales que tratan aspectos
científicos, las explicaciones vienen acompañadas de ilustraciones para
facilitar la comprensión del contenido. Una imagen vale más que mil palabras, y
eso facilita la comprensión de determinados procesos o conceptos, ya sea porque
son difíciles de entender, cuestan de imaginar o el texto se nos hace monótono.
Es en este aspecto donde la sociedad puede verse más beneficiada por la
ilustración científica, ya que les permite acceder a conocimientos científicos
de una forma muy amena y completa. Por ejemplo, recuerdo una vez en la carrera,
cuando estudiaba la transmisión nerviosa de las neuronas…
*El ciclo de Actividades "Yo Ilustro la Ciencia" ha sido organizado por la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) y patrocinado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO).