Work in progress Drosera rotundifolia - Manuel García González

Por Manuel García González


El objeto de la ilustración es una criatura fascinante: La drosera, planta carnívora que atrapa a sus presas gracias a las glándulas pegajosas que recubren sus hojas en roseta. Para gozar de mayor flexibilidad, decidí no basarme en un modelo concreto, sino condensar y “procesar” la información de numerosas fotografías, láminas y apuntes para recrear una imagen propia.

En cuanto a la técnica utilizada, e pareció apropiado recurrir a la técnica del color inverso, por la potencia que puede aportar a los pequeños detalles vegetales y a los fondos oscuros. Antes de comenzar el dibujo, llevé a cabo un proceso previo de los colores que iba a utilizar. Dado que la técnica con la que decidí abordar la obra es la de color inverso – dibujar un negativo con colores y tonos opuestos a los que se quieren representar para posteriormente invertirlo y obtener la imagen definitiva- , debía de obtener un dibujo con los colores contrarios a los del trabajo definitivo. Por ello, al tratarse de un motivo en el que predominan los verdes, me enfrasqué en la búsqueda de colores azulados y violáceos (añiles, índigos, celestes, cian, etc…) que cumpliesen las expectativas y se adaptasen a la gama que buscaba. Pese a que no lo pueda parecer, para la obtención de este dibujo necesité la intervención de unos treinta y cinco colores distintos. En lugar de ceñirme a una sola herramienta, utilicé lápices, bolígrafos, rotuladores, grafitos y cretas. Tras un boceto previo, comencé a dar forma a la base de las hojas y al musgo del sustrato. La representación de las gotitas pegajosas de las glándulas de la drosera requieren de una minuciosidad un poco exasperante para aquellos a quienes nos gusta obtener dibujos con resultados rápidos. Pese a que la mayoría de las hojas representadas se observan en su óptimo, también me pareció ilustrativo plasmar el aspecto de una joven hoja antes de desplegar sus glándulas y otra vieja hoja con estas ya inservibles. Un punto de atención importante del dibujo y que rompe la monotonía de tonos y formas es el insecto que se ve atrapado en una de la hojas, una mosca metalizada del género Calliphora. 

Las flores de la drosera, aunque minúsculas, poseen una belleza que merecía la pena ser dignamente representada. Para ello, dibujé dos espigas florales en distinta fase de maduración. Para completar la escena y dotarla de veracidad ecológica, representé dos especies de musgo en el sustrato que suelen compartir hábitat con la drosera: Barbula y Polytrichum. Una vez finalizado el dibujo original, solo quedaba escanearlo y “positivarlo”, es decir, convertir los colores en exactamente los contrarios y así obtenerla imagen definitiva.