Aves amenazadas

Por Rosa Mª Mateu

La continuidad de la vida de numerosas especies se encuentra amenazada por el cambio global al que estamos asistiendo actualmente, derivado del uso intensivo de los bienes de nuestro planeta. Hablamos con los ornitólogos y miembros del Institut Català d’Ornitología (ICO) Carlos Barriocanal Abel Julién  para conocer más a fondo esta problemática ambiental y ambos científicos no dudan en exponer que la obtención indiscriminada de recursos agrarios y marinos ha puesto en peligro la supervivencia de numerosas especies avícolas que ven desaparecer las principales fuentes de su alimento. Las consecuencias son tan acuciantes que urge mantener abierto e intensificar este debate en nuestra sociedad. El deterioro sistematizado de ecosistemas claves, produce un declive sin precedentes para las aves de nuestro tiempo.

Poblaciones de aves más amenazadas

En la última década se ha producido un importante cambio en el comportamiento de las aves. La disminución persistente de la población de un gran número de especies es un indicador indispensable para apreciar que algo no va bien en el medio natural. A través de estos cambios, la comunidad científica pone en marcha sus mecanismos para detectar las causas que los ocasionan. Generalmente, los diferentes comportamientos de las aves están ligados a la alimentación ya que estos animales no cuentan con las mismas posibilidades de subsistencia que hace unos años, dado el cambio global medioambiental al que nos enfrentamos.

La comunidad ornitológica asegura que en los últimos quince años ha habido un cambio sustancial en la presencia de aves en Europa. De las casi 10.000 especies que habitan el planeta, algunas han visto disminuir dramáticamente su población ya que no pueden ser alimentadas con las garantías suficientes que les permita desarrollar sus vidas. Es impensable el deterioro de ecosistemas claves para algunas aves, sin que no haya un declive de su población. Las más perjudicadas son aquellas cuya supervivencia está relacionada con hábitats de espacios abiertos que generalmente coinciden con una agricultura intensiva. Pero este no es el único factor de riesgo, sinó que son muchos los motivos los que influyen en la preservación de las especies. Todos están relacionados con la alimentación y muy mayoritariamente con una actividad agrícola intensiva que ha acabado por eliminar los márgenes de los campos de cultivo, crucial para las especies granícolas que además de  anidar, era el lugar donde encontraban alimento en las épocas de cría.

Las aves que se encuentran más amenazadas son las más comunes, las que hace 30 o 40 años eran las más típicas de las zonas rurales. La mayoría de estas aves han disminuido de manera notable. Este es un hecho que preocupa a la comunidad científica en general y más particularmente a los observadores ornitológicos, como es el caso del responsable de la Unidad de Divulgación y Formación de l’Institut Català d’Ornitología (ICO) Abel Julién, quien comenta que “los que llevamos unas décadas observándolas ya no presenciamos lo que vieron nuestros padres o abuelos, pero recordamos que los grupos de gorriones, pinzones, jilgueros o verdecillos, que se ven en descampados, se veían en una proporción diez veces mayor a la que hay ahora”.



Tórtora - Fuente SIOC

Hoy en día esta preocupación se centra especialmente en la Tórtola vulgar (Streptopelia turtur), amenazada en toda Europa, aunque en Cataluña se considera estable con una población que oscila entre los 90.000 y 140.000 individuos. La tórtola que vive cercana a campos de cereales ha sufrido considerablemente los cambios de la producción agrícola. La intensificación del cultivo, más los productos químicos vertidos, afectan a todas las formas de vida. Actualmente, en los campos, que llegan hasta el mismo borde del camino , tampoco hay invertebrados, la proteína fundamental para los polluelos, como indica el responsable del ICO, Abel Julién al afirmar que “si durante la época de cría no tienen insectos, pueden pasar dos cosas, o no ponen huevos, o sencillamente, si antes criaban 5 polluelos, ahora crían 3 y eso ya no da para renovar una población que tenderá a disminuir. En consecuencia, estas aves se consideran amenazadas”.

La caza es otro factor de riesgo que afecta también a la tórtola. Una de sus finalidades es criar en Europa y comenzar en agosto una migración de miles de kilómetros hacia un medio hostil, como es el Sáhara. En esta odisea, tiene que sortear los tiros de cazadores cuando sobrevuela Francia y España. “Las que habitan más hacia el norte sufren mayormente estas consecuencias, mueren muchas más. En Inglaterra, por ejemplo, ha bajado un 90% la población de la tórtola, es algo exagerado”, denuncia Abel Julién.

“Es curioso presenciar como tras un declive de la tórtola en el sur de Francia, en los últimos 15 años, esta especie se mantiene estable, mientras que del centro hacia el norte continua en disminución. Parece ser que la diferencia estriba en que las tórtolas del sur de Francia y las de Cataluña han cambiado la ruta de migración, dirigiéndose directamente por el mar hacia Africa”, teoriza Julién.

Está comprobado que una tórtola que ha sido marcada en Marsella, hace un vuelo directo de 200 o 300 kilómetros sobre el mar, para en Menorca, para volver a coger el vuelo 24 horas más tarde y de un tirón llegar hasta la costa de Argelia. “De este modo”,  justifica el ornitólogo Julien, “se han saltado todos los peligros de los cazadores”.

Con la finalidad de conocer el cambio de comportamiento de la Tórtola en Cataluña, el  ICO planea hacer un seguimiento de esta ave, ya que, dice Julien, “creemos que desde los últimos años, es muy probable que haga una ruta migratoria similar. Este hecho demostraría que la caza es un factor importante de hostilidad para esta especie”.

Este sería el objetivo de un nuevo estudio que va a ser llevado a cabo por el ICO junto a otras asociaciones ornitológicas como la prestigiosa Royal Societyfor the Protection of Birds (RSPB). Para ello se está buscando cómo financiar los elevados costes de material y logística de los gps con el que se hará el marcaje de las tórtolas que serán seguidas por vía satélite.

A parte de la tórtola, también existen otras especies como el Gorrión común, (Passer domesticus), que está desapareciendo del paisaje urbano, ya que la construcción actual no mantiene los agujeros tipo respiraderos en los que estas aves solían anidar. “En esta especie,  la causa principal de su disminución sería la arquitectura moderna, pero en realidad no podemos hablar de un solo cambio, sinó de la suma de una serie de factores que provocan los cambios”, dice Julién.

El responsable del ICO, Abel Julién, concluye que “la causa principal de las variaciones en el número de individuos en las diferentes poblaciones de aves, seguramente son los pesticidas y los márgenes rurales donde se encuentran algunos frutos e  insectos. Esta sucesión de causas van presionando al animal hasta que queda muy afectado”.


Aves isleñas

Las islas del Pacífico han estado habitadas por especies de aves no voladoras hasta que han sido colonizadas por los humanos. Hasta hace relativamente poco, mientras no han habido depredadores, muchas de las aves que habitan estos ecosistemas tan específicos, no han necesitado volar. Pero con la llegada del hombre esto cambia. Al no haber conocido amenazas con anterioridad, estos animales son confiados, no tienen miedo y se convierten en una presa fácil para el ser humano, no sólo para el aborigen sino también para el europeo que llegó a introducir ratas y gatos a través del transporte marítimo. En algunos lugares habría que sumar a los cerdos salvajes que arrasan comiéndose los nidos. Aún así, muchas especies avícolas han podido sobrevivir en la propia dinámica de los ecosistemas quedando relegadas a lugares remotos de las islas.

Por otro lado, el ornitólogo y Doctor en Geografía de la Universidad de Barcelona, Carlos Barriocanal analiza que “por sus características insulares las aves isleñas siempre permanecerán bajo riesgo. Las islas siempre han sido espacios vulnerables donde se han generado nuevas especies. Una isla pequeña con unos 150 individuos de un mismo grupo es ya tan vulnerable que automáticamente ya está amenazada ante la posibilidad de sufrir algún tipo de perturbación ecológica, que fácilmente haría decaer a la mitad de la población”.

Una de las aves que tiene este grave problema es el Kiwi de Nueva Zelanda. De las 6 especies existentes de kiwi, la que presenta mayor población es el Apterix australis, con 20.000 individuos, pero aún así, sufre un declive constante de un 2% anual, lo cual la hace entrar en la categoría de vulnerable. La que mantiene menor población es el Apteryx rowi con 300 individuos,  clasificada en peligro ya que su situación es muy crítica. Otros kiwis reúnen poblaciones muy escasas, del orden de los 1.000 a los 10.000 ejemplares.




Otro de los problemas acuciantes del cambio global es la gran tala de árboles que se está llevando en las selvas brasileñas y muy concretamente en los bosques tropicales del sudoeste asiático. En esta zona del planeta no se está aplicando ningún tipo de control para la conservación del hábitat y muchas especies están desapareciendo.

"Pero tampoco se salvan", añade Barriocanal, “las aves marinas que padecen al quedarse enganchadas a causa de los anzuelos que se encuentran en las pescas intensivas”.


Especie estable

Para considerar en términos de población a una especie estable hay que tener en cuenta una serie de factores, como por ejemplo, sintetiza Julién, “la duración del ciclo biológico de la misma. Las rapaces suelen poner uno o dos huevos al año y tienen un polluelo de descendencia anual, hecho que queda compensado con su longevidad, mientras que las aves de menor tamaño pueden hacer puestas de entre 5 y 10 huevos según la especie. Aunque tengan una capacidad de recuperación mayor no son tan longevas como una rapaz”.

"El Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), con unas 70 parejas en el Pirineo se considera recuperado ya que no tiene ninguna amenaza seria, a excepción de algún cazador furtivo", dice Julién"Esta población", continua Julién, "vive unos 25 años, con lo que está bien asegurada en el tiempo aunque su reproducción sea baja, ya que su hábitat está bien protegido".

Sin embargo, afirma Abel Julién, que “70 parejas de una especie pequeña según donde habite, podría peligrar ante alguna catástrofe de índole natural; no obstante, su reproducción es alta y su recuperación sería más fácil. Estaremos hablando de proporciones de cientos en las rapaces y de diez mil en los individuos pequeños. Estaría más en peligro un pájaro pequeño con 10.000 ejemplares de la especie, que un águila con 800 individuos”.

Algunas poblaciones como la del Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus se mantiene en fase de crecimiento y ahora también se está expandiendo por otras zonas. Además del Pirineo y Prepirineo, está siendo reintroducida en lugares como Sierra Morena y los Alpes.


Quebrantahuesos - Laura García Martín


Cambio climático

Actualmente las aves migratorias han tenido que adaptarse al cambio climático modificando el programa de su reloj vital. La primavera comienza antes como todo lo relacionado a la producción de los alimentos de los pájaros como los insectos, flores y frutos. El ornitólogo Carlos Barriocanal, estima que “con el adelanto de la producción de la biomasa, las aves migratorias subshararianas que antes llegaban a Cataluña durante la primera quincena de abril, se han adaptado al cambio adelantando entre 10 y 12 días el vuelo de regreso”.

De igual manera, también ha sufrido un retraso la tardía salida otoñal que mantiene a estas aves insectívoras por periodos más prolongados en territorios ajenos, utilizados exclusivamente para desempeñar un única función en el ciclo de sus vidas. Pero, alerta Barriocanal que “a nadie se le escapa que entran en competencia de recursos con las especies sedentarias, autóctonas de la región”.
Por otro lado, el cambio climático ha provocado migraciones de movimientos de sedentarización parcial.

Se ha observado, argumenta Barriocanal, “que durante el invierno algunas aves hacían, no bien bien una migración ad hoc, sinó unos movimientos invernales lejos de los territorios de cría,  ahora ya no se alejan tanto de estas zonas, no les hace falta”. El Doctor de la UB concluye añadiendo “que esto es un efecto, parece ser, del cambo climático, porque si tu estás criando en una región determinada que sabes que allí en invierno estarás a -10ºC, cuando acabes de reproducirte, antes que llegue el invierno, ya marcharás. Si tu estás bien a -5ºC igual tendrás que hacer un desplazamietno de 25 km, pero ahora con el cambio climático, donde antes estábamos a -10ºC ahora estamos a -8ºC, y donde a -8ºC ahora a -5ºC, entonces para qué vas a hacer tanto  esfuerzo”.

Esta evidencia permite hablar de cómo algunas especies se están sedentarizando, como explica Barriocanal: “ya no hace falta que hagan movimientos invernales tan lejanos, es un proceso que lleva a algunas especies a la sedentarización”. Especies típicamente migratorias parciales, como el Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) o el  Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) que nidifican en el Pirineo, ahora ya no van tan lejos ya que encuentran el recodo que necesitan a medio camino de la migración original.

La Tórtola turca, (Streptopelia decaocto) se presenta como otro caso peculiar. Esta tórtola se ha convertido en una especie invasora. Llegó en los años 80 y empezó a expandir su área de influencia por toda Cataluña ya que las condiciones del medio eran favorables para ello. En una generación dejó de ser un ave casi exótica dada su capacidad adaptativa a un medio que no era el suyo. Actualmente se cuentan por centenares de miles en todo el territorio catalán.


Tórtola turca Vs Tórtola europea - Diego Ortega Alonso

Por otro lado, la cotorra, animal tropical “está completamente adaptada”, dice Carlos Barriocanal y añade que “este animal que ha llegado a establecerse hace unos 10 o 15 años genera un problema en muchos sentidos. Por un lado, son competidoras con otras especies autóctonas, y porque, además, son difíciles de gestionar cuando hacen sus amplios nidos en palmeras que no pertenecen al ámbito público”.

Hay otra tipología de especies afectadas relacionadas con el cambio climático. Estas son, sobretodo, las de alta montaña, aquellas que habitan en lugares que reproducen los hábitats de latitudes situadas más hacia el norte. El aumento de la temperatura está cambiando también los ciclos biológicos de los invertebrados que alimentan a estas aves. Al respecto Abel Julién argumenta que “asimismo, la productividad de bosques de pino no es la misma y dado que su hábitat es de baja temperatura, se les encuentra cada vez a mayor altura reduciéndose su distribución por los valles. También hay que tener en cuenta en la alta montaña los estratos de vegetación caducifolios, seguidos por coníferas y prados alpinos. Las coníferas acaban por proliferar en terrenos cada vez con mayor altitud y en consecuencia las aves que dependen de ellas también”.

Por lo tanto, el responsable del ICO Abel Julien determina que, “el hecho que el hábitat se extienda con mayor lentitud hacia arriba de lo que las aves necesitan, hace que especies como la pirenaica Perdiz blanca (Lagopus muta), presenten a causa de la bajada de las temperaturas, graves problemas para sobrevivir”. Esta perdiz de plumas marrones durante la primavera que pasa desapercibida entre rocas y prados, hace una muda de plumas blancas en invierno, para seguir camuflada durante los meses de más frío. “Pero como las precipitaciones son cada vez menores, nieva poco, la perdiz blanca queda mucha más expuesta y vulnerable a los depredadores, en un fondo marrón”, sentencia Julién.




Gorrión alpino - Fuente Avibirds




El Gorrión alpino (Montifringilla nivalis) es otra ave que depende de semillas que se encuentra en lugares de temperaturas muy bajas. “Con el cambio climático este tipo de alimento tiende a desaparecer así que, esta especie alpina propia del Mediterráneo que no habita en los países nórdicos, está gravemente amenazada”, dice Julién. Su hábitat se encuentra en los Pirineos, Alpes, montañas de Grecia y Balcanes.

Treparriscos  -  Aina Amblàs Casals
Julién continua afirmando que “Si la perdiz blanca acaba por desaparecer del Pirineo a causa de las temperaturas, lo tomaremos como una extinción, aunque siga viviendo en Escandinavia probablemente con una población reducida. Pero en cambio, el gorrión alpino, el Treparriscos (Tichodroma muraria), el Verderón serrano (Serinus citrinella)… entre otros, si se les acaba el hábitat de aquí, lo tienen muy mal para sobrevivir, porque se les acaba en todo el mundo”.

Sin embargo, el cambio climático está favoreciendo por otro lado, a una serie de especies termófilas como la Abubilla (Upupa epops), la Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), que son de hábitas secos y calurosos. Estas están encontrando mejores condiciones  climáticas y algunas especies se están expandiendo.
Upupa epops - Joao Simoes

Protección ornitologica

Los investigadores del ICO están estudiando y constatan lo que está ocurriendo deribado del cambio global del planeta. Sobre la influencia del clima en las aves, Abel Julién lamenta que “no podamos hacer que nieve más aunque sí revertir el cambio climático, lo que queda fuera de nuestro alcance como estudiosos de las aves”.  Julien considera que “la solución sólo puede venir dada a nivel político porque quienes mandan son las grandes corporaciones, las grandes empresas reacias a contaminar menos que tienen a los políticos comprados o subyugados. Y no es sólo una cuestión de aves, sinó de otras cosas más como la subida del nivel del mar que devastará muchas zonas y entonces la economía también sufrirá y quizá esto sea lo que les haga recapacitar”.




Upupa epops - Alfonso Escorial de Lucas